¿Puedes decir honestamente que en algún momento de tu vida nunca te has preguntado cómo se mueven las cosas? ¿Un auto a control remoto o un robot de juguete que podía moverse y mover sus brazos? ¡El tiempo que pasas jugando con ellos también puede ser muy divertido! Quizás también los conozcas como esos elevadores gigantes que ves en una fábrica o en un sitio de construcción que levantan bloques enormes, piezas de metal. ¿Qué tienen todos estos en común? ¿Se pueden mover mediante el uso de dispositivos especiales que los activan?
Los actuadores son fantásticos para procesar el movimiento o la alteración de algo. Los actuadores están presentes en una amplia gama de máquinas y dispositivos que utilizamos a diario. Pueden estar en vehículos, robots e incluso ascensores, entre otros. Debido a que los actuadores también tienen diferentes formas, tamaños y formas, uno debe considerarlos en términos de lo que se hace, como la actuación. ¡Son muy versátiles porque pueden funcionar con electricidad, presión de aire o incluso piezas móviles simples!
Dependiendo del diseño de un actuador y de cómo se utilice, los actuadores pueden ser capaces de realizar muchas tareas diferentes. Actuadores, por ejemplo, los que se encuentran en modelos de automóviles controlados a distancia que mueven piezas según las especificaciones de diseño, como girar las ruedas o levantar la parte delantera, etc. Otros actuadores hacen que máquinas más grandes se muevan de posición, como los brazos de un vehículo de construcción que se pueden utilizar para excavar o levantar materiales pesados.
Además de mover objetos, los actuadores también se pueden utilizar para controlar otros sistemas. También se pueden emplear en sistemas de refrigeración y calefacción de edificios para mantener la temperatura fresca o cálida. También se utilizan para controlar el movimiento de robots para realizar tareas como coger algo o moverse de un lugar a otro. ¡Incluso los actuadores se pueden programar para que cambien por sí solos! Sin que una persona tenga que controlarlos, pueden operar su cuerpo con sensores que analizan los cambios en el entorno (temperatura o movimiento).
Pensemos, por ejemplo, en una casa inteligente. Los actuadores pueden controlar cualquier cosa, desde luces hasta termostatos y sistemas de seguridad en estas casas. Eso significa que puedes pedir que se enciendan las luces o que se cambie la temperatura con solo una orden, incluso configurarlas para que cambien en función de la hora. En algunos casos, los mecanismos inteligentes pueden incluso aprender de los residentes de la casa y cambiar su modo de funcionamiento en función de cuántos haya en casa o de lo que haya fuera. Esto nos proporciona una vida rápida y, al mismo tiempo, lo más importante, ahorra energía.
Dependiendo de para qué se utilicen, los actuadores lineales pueden funcionar con electricidad, presión de aire o un líquido. Pueden ser muy útiles en ocasiones en las que se requiere precisión y control. Por ejemplo, si se fabrican piezas electrónicas o se está en el proceso de ensamblaje de máquinas, todo debe ser preciso. ¡Actuadores lineales al rescate!
Se trata de motores eléctricos que hacen girar potentes actuadores para mover los componentes de las unidades de los barcos. Gracias a las propiedades menos capaces de estos motores, están diseñados con menos materiales y mucha más fuerza en comparación con otros motores que puedas encontrar. Aún más impresionante, si hubiera algo más pesado o más ligero es que estos actuadores ajustan automáticamente su velocidad y fuerza de salida en función de la carga. En este punto, su función es completar la tarea: y esta potencia hace que rindan bien como se requiere para que todo funcione correctamente.